Este dibu, hace alusión a esa vez, que me perdí en los bosques de Banfield (no, realmente Banfield no tiene bosques, pero serí lindo atractivo que los tuviera). El árbol que ven ahi, es un amigo que hice durante mi estadía en el bosque. Mmmm, habré pasado dejame pensar, creo que 4 años y 3/4 con cuatro dias y veintitres minutos (perdido) en el bosque, pero no estoy seguro, puede que sean 24 minutos.
Bueno, mi amigo se llama Vicente, le pusieron así porque tiene pegado un cartelito de hace mucho tiempo atras, cuando el bosque era transitable, y tenía una avenida al lado y ahi paraba el bondi que te llevaba a San Vicente, e de ahi el nombre. Bueno, todo eso era antes de que el bosque le gane al progreso, y la urbanización pase a ser nuevamente tierra virgen, naturaleza pura, y música de pajaritos que no defecan sobre peatones. No porque sean más buenos, sino por la carencia de peatones en este renacido bosque.
Sinceramente no recuerdo como fue que terminé dentro del bosque ... quizás quede atrapado por el abrupto crecimiento del mismo o la lentitud de mis actos. El asunto es que en este bosque, pasé un tiempo muy lindo, solo, como pedo en el desierto, pero bueno. Las cosas mejoraron cuando le empezé a hablar a los árboles. Y se pusieron re contra mejor cuando empezé a entender que me contestaban. Linda charlas tenía, hablabamos de todo, y nos reíamos, llorábamos y cantábamos juntos. Lo mejor era cuando mirabamos tele, en ese entonces tenía cable, nos juntabamos con todos los árboles a ver las series cómicas o los estrenos cine, que lindos recuerdos !! Que lindo la pasabamos.
Bueno, me fuí por las ramas. La historia venía a cuento de mi amigo Vicente. Junto a él pasaba miles de madrugradas. Nos quedábamos charlando y él me contaba historias de cuando el cemento le ganaba al verde, de cuando el gris estaba de moda. Historias de amor, de enamorados en la parada que dejaron pasar 32 colectivos, porque no querían pasar un segundo el uno sin el otro. O historias de acción, de corridas de colectivo, 100 metros libres con obstáculos. De buenas acciones, de gente que le prestaba plata para viajar a otras personas, o de manos bondadosas que ayudaban a bajar del bondi a las desamparadas ancianitas o madres embarazadas con pañalera andante. También historias de amistad, reuniones de amigos y de parejas, historias de rupturas, peleas, crisis, y terror. Escenas de robo y traiccion. Escenas de bajo contenido humano. Vicente lo había visto todo, pero con un matiz de tristeza, había vivido una vida entre humanos, había visto todos sus matices, sus pro y sus contra, los tocaba con sus hojas, los cuidaba con su sombra y recibia a veces retribucion de ese cariño, porque en el fondo, los humanos somos queribles. Torpes, inutiles, descerebrados excesivas veces, pero queribles. Y Vicente nos quería, y nos sigue queriendo, pero, su pena era que no quería ser árbol, al menos en ese momento, quería ser humano, bebé, señora mayor, joven o humilde trabajador. Pero quería ser par, quería poder ayudar, y ser ayudado, queria poder sentir amor, amistad, confianza, respeto y odio, quería cambiar cada una de sus hojas por sentimientos. Pobre Vicente, si bien una vez que el bosque naturalizó Banfield, el olvidó en parte su sueño de humanidad, nunca olvidó a los humanos y lo bello que era para él, ser parada de colectivo. Vicente, mi amigo, como lo extraño, Gracias Bunita por el dibujo!!, sos una humana re buenita, y el día que decida ser árbol, te voy a extrañar a vos y a todos!
PD = Dile no a las drogas, mirame, no me hacen falta!
Un Abrazo a todos, en especial a la gente q me dedica tan lindos dibujitos y/o ratitos de su tiempo.