Venía caminando de una entrevista de trabajo, puteando por lo bajo a unos albañiles sucios y desagradables que habían gritado groserías, cuando al levantar la mirada, el silencio me desborda (¿?).
Venía una mujer, mayor, unos... 300 años más o menos, a medio fosilizar... ok... a cuarto fosilizar, con las manos ocupadas y su cara de "acabo de comer 35 limones". Me mira, casi desairándome, cuando lo noto... LA BRAGUETA ABIERTA.
Pensé: "¿Le hago una seña?", "¿Le digo, "señora" y le señalo el pantalón?", "¿Señora, tiene abierto el kiosco?"; pero concluí en una bien directa y certera: "Señora desconocida, tiene la bragueta abierta"
No sé... seré una desubicada o no, pero qué se yo. Esas cosas nunca se sabe cómo decirlas, ni siquiera a una persona con la cual se tiene mucha confianza. Es como decirle a un amigo: "Che, te cuelga un moco de la nariz". Inevitablemente se torna un momento incómodo para todos. Porque, no en el caso del moco, pero en el caso del cierre del pantalón, pueden decirte "¿Qué hacías mirándome ahí?". Y ahí te quiero ver: "No, es que justo corría la vista..." NO TE CREE NI DIOS. Así que en ese preciso momento pensás: "Quisiera que la Tierra me coma". Pero no te das cuenta que todos están incómodos, entonces lo más probable es que sea una idea generalizada, lo que concluiría con la Tierra haciéndose un Pic-Nic, y finalmente todo terminaría con EXACTAMENTE LA MISMA SITUACIÓN, PERO ADENTRO DE LA PANZA DE LA TIERRA.
Bueno, eso, al final no le dije nada a la vieja chota, con la cara que cargaba, que ventile su... ehmn... COSA, por todo el barrio y que se curta! ¬¬.
De paso cuento, a quien le interese, en la entrevista me fue bien.
También les digo que NO fumo cosas raras.
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