La cosa se complicó al intentar dar el segundo punto de vista. Poner en común detalles o ahondar en lo que uno de los personajes tiene para contar se me hace difícil, no me hallo con él, no encuentro propias sus formas de actuar y reaccionar. Me involucré demasiado con el primer personaje, el que hizo los cimientos de esta historia.
No podría decir que tengo mucha simpatía por alguno de los que aparecen. Sólo los creé… o sólo los saqué a la luz, supongo que son partes de mi, distintos pedazos de mi… (casi como una meiosis!)
Y el final… tengo como 4 finales de los cuales no me convenzo por ninguno. Muere uno, mueren todos, todos se salvan, muere sólo el malo…? Qué hacer sin caer en lo previsible, en lo cliché.
Y ahora se me viene la idea de incorporar un segundo escritor que pueda meterse en la piel del personaje que me falta, pero por otro lado, siempre me gustó hacer las cosas sola. Me gusta que todo lo que hago tenga mi sello, y si bien sería interesante ver tomar vida a Nomeacuerdoelnombre, digo, una vida en la que yo no tenga nada que ver, simplemente no puedo dejarlo ir. No puedo dejar que corte las cadenas que lo atan a mi y le dejan parte de mi esencia.
El delirio quedó en "veremos", con todo encaminado hacia el final pero sin concretar absolutamente nada. Me cuesta ponerle un final a lo que iba a ser “un cuento corto” que fue extendiéndose sin querer, sólo porque creció, a base de ideas, pensamientos, miedos y locura. Eso… Locura. La locura lleva a muchas cosas; a amar, por ejemplo.
Intentaré concluirla. Si lo hago, quizás la publique. Cross your fingers.
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